Cambiar parece un verbo muy fácil de llevar a cabo, pero son mucho más que siete letras bien combinadas; cambiar es, por ejemplo, lo que ha empujado a una estrella de la talla de Christina Aguilera a disfrazarse como una burda choni de barrio en su último videoclip para acaparar la atención de un triste público en el cual me incluyo. Es quizás no triste pero sí bastante decepcionante, ver a la que surgió de un cruce entre Grace Kelly y Marilyn Monroe, en algo que parece sacado de Jersey Shore.
Sea como sea, seguiré admirándola cuando el animal print deje de estar de moda. Por otro lado, no todo son mallas ajustadas hasta el intestino ni tacones horteras del todo a cien; el otoño es una época de cambio en la que las hojas caen elegantemente de los árboles y Zara está a reventar gracias a las divinidades del tito Amancio, en Bershka solo falta que te pongan el cubata para acompañar la canción y los murales publicitarios de H&M hacen que Lana del Rey sea capaz de arrancarte un ojo cual cuervo hambriento con sus descomulanes garras con tan solo mirarte.
Desde Tommy Hilfiger nos proponen un otoño campestre pero con la clase suficiente para no mancharnos de barro hasta el cuello, mientras que los italianos Dolce & Gabanna presentan en el número de octubre de la gran VOGUE -en mayúscula- su colección haute couture, aunque tuvieran su gran pase de moda el pasado mes de julio ante la atenta y crítica mirada de personalidades como Anna Wintour.
Señorial toque inglés para todos los públicos y vestidos sacados de cuentos por Dolce & Gabanna en su primera colección de alta costura, y como si de una bronceadísima princesa de cuento se tratara, aparece la top Bianca Balti luciendo dicha colección en Vogue Octubre; como mi amigo Porcelana diría, chapó por élla.
.jpg) |
Hilfiger Otoño-Invierno 2012/2013 |
.jpg) |
Hilfiger Otoño-Invierno 2012/2013 |
.jpg) |
Hilfiger Otoño-Invierno 2012/2013 |
© JESÚS GUERRERO VÁZQUEZ
